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1 de mayo de 2011

La brujas de Salem-GIPMO


LAS BRUJAS DE SALEM

HISTORIAS DEL GRUPO:G.I.P.M.O

 
Los extraños gestos y posturas que a finales del siglo XVII atormentaban a las niñas Elizabeth y Abigail figuran en las crónicas de la siguiente manera: “Eran mordidas y pellizcadas por seres invisibles...


A veces se quedaban mudas, con las bocas paralizadas, los miembros destruidos y atormentados, y conmovían hasta a un espectador de piedra”. También se utilizo en el juicio un argumento capaz de perjudicar a cualquiera: que el diablo usaba a los malos para dañar a los buenos, y para defender a sus agentes creaba espectros de ellos, de modo que mientras los malos atacaban, se veían sus imágenes en otras partes efectuando labores inocentes.
A finales de 1962, la casa parroquial de Salem, en la bahía de Massachusetts, Nueva Inglaterra, era un lugar apacible, ajeno a los sucesos de mortales consecuencias que se desarrollarían en él. Además de sus obligaciones en la cocina, Tituba –una esclava originaria de las Antillas- tenia la tarea de entretener a dos niñas muy inquietas: Elizabeth Parris, la hija del ministro, y a la primera de esta, Abigail, de 9 y 11 años, respectivamente.
Tituba inventaba todo tipo de distracciones para ellas, entre las que figuraban trucos sencillos e historias de miedo; por otra parte, la esclava sabia leer la fortuna en las claras de huevo. Sin embargo, ninguno de estos pasatiempos eran bien vistos por los puritanos de aquel tiempo; para ellos eran cosas del diablo. Pero las niñas y sus amiguitos los disfrutaban sin considerarlos malignos.
Poco a poco, la conducta de Elizabeth y Abigail comenzó a cambiar. Según las crónicas de la época, la primera rompía a llorar sin motivo, en tanto la otra corría en cuatro patas y ladraba como perro. Otras adolescentes también se comportaron de forma extraña. Por ejemplo, Ann Putman, de 12 años, dijo que peleó con una bruja que la quería decapitar. Por su parte él médico de la ciudad, al no encontrar ningún problema físico en las adolescentes, atribuyó el comportamiento de las chicas a la influencia del demonio. El reverendo Parris comenzó las pesquisas y se enteró de cierto pastel de brujas elaborado por el marido de Tituba, que, según se cuenta, incluía entre sus ingredientes harina de centeno y orina de niño.
Eso fue suficiente para el escándalo. Las niñas se asustaron tanto que al ser interrogadas señalaron a Tituba, a Sarah Good – una mujer indigente que tenia el habito de fumar pipa y que quizá era deficiente mental- y a Sarah Osborne, una inválida que vivía con un hombre sin haberse casado.
En una audiencia celebrada a principios de marzo de 1693, Tituba confesó que era bruja y que su espectro había atacado a Ann Putman con un cuchillo. Añadió además que ella era solo una de las tantas brujas del pueblo y que un hombre alto de Boston le había enseñado un libro en donde figuraban todas las brujas de la colonia. Así comenzó en Salem la cacería de brujas. Ann Putman y su madre acusaron de infanticidio a Rebecca Nurse, mujer de 71 años. Susanna Martin fue acusada de embrujar los bueyes de su vecino a raíz de una riña entre ambos.
El reverendo George Burroughs, antiguo ministro del pueblo, fue señalado como jefe de las brujas y el capitán John Alden fue identificado como el hombre alto de Boston. El reverendo fue ahorcado el 19 de agosto y a Giles Cory de 80 años que se negó a declarar sobre este caso, lo aplastaron con grandes piedras. Como solo se ejecutaba a quienes no confesaban Tituba se salvo y luego fue vendida por los Parris.
En 7 meses fueron ejecutados 7 hombres, 13 mujeres, se arrestó a 200 personas y 200 más ya habían sido acusadas por la niña Parris. Ninguna de las víctimas fue quemada en la hoguera como se cree en la actualidad. 4 años después de los juicios de Salem los jurados firmaron una confesión de error y suplicaron clemencia. Ann Putman dijo 14 años mas tarde que había obrado engañada por Satanás.
Las Brujas de Salem (desde el punto de vista de la ciencia) Son pocos los incidentes semejantes que se conocen en las colonias inglesas de América del siglo XVII. Las cifras de las ejecuciones de las que se habla en Europa son mucho más impresionantes (solo en Bamberg, Alemania, hubo 600 personas torturadas y ejecutadas), pero la caza de brujas que se llevo acabo en Salem marca un hito de intolerancia en la historia mundial.
El dramaturgo estadounidense Arthur Miller se inspiro en estos hechos para escribir Las Brujas de Salem. El invierno que asolaba Salem en 1692 fue especialmente crudo; los colonos de la bahía de Massachusetts atravesaban por una agitada situación política. Estos hechos pueden explicar que en Salem se haya producido una tensión tal que cualquier incidente pueda desatar la ira ciega de sus habitantes.
En este caso, debido a que los jueces se basaban en los testimonios de gente que aseguraba haber conocido la verdad por medio de fantasmas y espectros, el veredicto distaba mucho de ser imparcial. Además, los acusados pertenecían a clases sociales poco favorecidas. Tituba, por ejemplo, era una esclava y carecía de los derechos otorgados a cualquier otro habitante de Salem. En situación parecida se encontraba la mendiga de hábitos masculinos, la libertina que vivía en pecado con su amante, el ex funcionario y el soldado forastero.
La opinión pública solo se conmovió cuando la locura generalizada alcanzó las capas más altas de la sociedad –incluso el presidente de la Universidad de Harvard se vio involucrado en las acusaciones-. Mas tarde, el gobernador William Phips perdonó a todos los sospechosos de brujería que aun no habían sido ejecutados y exoneró a todos los muertos, 18 meses después de iniciada la feroz cacería.

POR:JOSE ANTONIO VALLEJO VIDAL
CATEDRATICO:UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN MARCOS
PROMOCION 1970
COLEGIO MILITAR.LEONCIO PRADO
PROMOCION:1955
LIMA-PERU


GRACIAS PAPA-




EL EMBALSE DE REVERES-HISTORIAS de G.I.P.M.O

juanjo sedeño-
miembro del grupo:G.I.P.M.O

historias del grupo:G.I.P.M.O
EL EMBALSE DE REVERES-


Hace ya muchos años, mi tocayo y yo preparamos este trabajo de un caso que sucedió antes incluso de nacer nosotros. Lean detenidamente y procuren entender este otro misterio de nuestra isla de Tenerife, y como todo cuento, comienza así:
Había una vez, hace mucho...mucho tiempo...

...alrededor del año 1905 comenzaron las obras de construcción de un pequeño embalse, por parte de un belga afincado en Tenerife, conocido como el Sr. Reverés. Sus intenciones primeras eran las de instalar una pequeña central hidro-eléctrica para surtir a la capital de la isla. Al final no pudo llevar a buen puerto su proyecto inicial y aprovecharon la presa para embalsar agua y usarla para el regadío de las huertas de la zona. El muro tiene unos 27 metros de altura máxima y una considerable capacidad de almacenaje, tras la última remodelación para darle su actual aspecto y uso.
Está ubicada en el tramo medio del cauce del barranco del Valle Tabares y sus “curiosidades” comenzaron ya durante las obras de la misma. La ampliación actual se estaba realizando durante los años 1943-44. Para transportar el cemento y demás materiales se utilizaban 4 camellos (Lorito, Niño, Mulato y Pajarito) con los que transitaban entre este lugar y la cercana ciudad de La Laguna. Los camellos, al acabar la jornada, quedaban amarrados en el fondo de la presa que esos momentos había sido vaciada para facilitar las obras y limpieza del fondo. Durante la jornada del 4 de mayo de 1944, la población se vio sorprendida por unas lluvias torrenciales que en pocos minutos dejó incomunicados a los pocos vecinos de la zona de la presa, no pudiendo regresar a sus casas muchos de ellos y teniendo que pedir a sus vecinos que les dejasen dormir en el lado del cauce donde les pilló la inundación. Los encargados de las obras pensaban que cuando todo aquello pasara y pudiesen salir de sus casas sin peligro para sus vidas, podrían ir a ver que había pasado con los camellos a los que ya daban por ahogados en el fondo de la presa, pues veían como el agua desbordaba por encima del muro principal. Cual no sería su sorpresa cuando a la mañana siguiente llegaron a las inmediaciones y vieron que los camellos se habían soltado solos y se habían refugiado en un saliente del barranco donde aguantaron toda la noche, mojados pero vivos.
Cuentan que abrieron las compuertas para vaciar la presa por completo y una vez hecho volvieron a cerrarlas y con el agua que aún seguía corriendo por el cauce volvió a llenarse por completo una segunda vez. ¡Aquello eran lluvias y no lo de ahora! (como dicen algunos de los mayores del lugar).
Lo que vamos a contar a continuación no lleva nombres pues algunos familiares y testigos presenciales están aún vivos y queremos guardar su privacidad.
Parece ser que por los años 50, cuando ya la presa tenía su aspecto actual, ocurrieron algunos hechos digamos que “bastante peculiares”.
Nos cuentan que en aquellos años llamaron a filas, para incorporarse al cuartel a un mozo del barrio, sus amigos le contaron mil batallas (como diríamos actualmente: leyendas urbanas) sobre lo que le pasaría en la “mili”, que si vacunas por la espalda que le podían dejar paralítico, le llevarían lejos de su familia, y un largo etcétera que parece ser que el pobre chaval no asimiló bien y se vio superado por todo aquello. Unos días antes de incorporarse a filas, desapareció de su casa y nadie le encontraba por ningún sitio.

Le buscaron por todos lados, cuando una vecina encontró su gorra y unos cigarrillos junto al muro de la presa, sus familiares directos los reconocieron como del desaparecido y temiéndose lo peor llamaron a la Guardia Civil. Los buzos de la benemérita confirmaron los temores de la familia cuando sacaron del fondo de la presa, el cuerpo sin vida del joven.
Total que como era un suicida (en aquella época las cosas eran así) no lo entierran en camposanto sino en un aparte del cementerio. El caso es que al poco tiempo, los vecinos de la charca, empezaron a ver al atardecer y durante la noche, la figura de un hombre al que ellos mismos y sus familiares directos, identifican con total certeza como el joven suicida, y ... he aquí lo curioso del caso, ... que se paseaba durante horas a la vista de los vecinos que acudían allí a verle ... caminando sobre el muro de la presa y luego sobre las aguas de la charca, hasta que desaparecía. Esto duró algunas semanas hasta que algunos vecinos se apiadaron de su "alma en pena" y reunieron algún dinero para ir a la Basílica de Candelaria (Patrona del Archipiélago de Canarias) y ofrecerle unas misas y unas velas por el eterno descanso de su alma en pena. Y según contaban esos vecinos, poco a poco fue dejando de vérsele pasear su pena sobre las aguas de la Charca de Reverés.
A mi me impactó mucho la historia, y es más uno de los testigos directos de lo ocurrido, contaba que él lo vio con total nitidez, pero que aún así él no entendía como podía estar ocurriendo aquello y por lo tanto no creía lo que sus ojos le mostraban, ya que un hombre no puede caminar sobre las aguas.
Actualmente una modesta y casi olvidada cruz de madera, puesta junto al muro de la presa, nos recuerda que allí perdió la vida un joven al que las burlas y mentiras de sus vecinos le llevaron al suicidio.

Otra abuela de la zona nos contó que cuando ella era una niña, iba a diario a llevarle la comida a su padre a la huerta donde trabajaba y que para llegar hasta dicho lugar tenía que pasar por un sendero casi a la orilla del agua. En alguna ocasión había visto como una sombra grande nadaba sumergida en las aguas y la seguía durante un trecho del sendero, eso la asustaba mucho y salía corriendo hasta llegar donde trabajaba su padre. Pero que una vez, la cosa pasó a mayores, pues al pasar por dicho lugar lo que pudo ver fue como una gran “manta oscura” que flotaba sobre las aguas y que la seguía de cerca. Ella contaba que aquello era algo de alguna clase de tela o tejido grueso que flotaba sobre las aguas y perfectamente visible, que nadaba a gran velocidad y la seguía en su caminar por el pequeño sendero junto al agua. Aquello fue demasiado para su infantil mentalidad y corrió de regreso a su casa a refugiarse. (Ese día su padre se quedó sin comer) A partir de aquella ocasión la niña se negó a volver a pasar por ese lugar y hasta el día de hoy.
Por otro lado, también nos contaron que, en otra ocasión, en la zona de la cabecera de ese barranco, trabajaba a diario una cabrera con su rebaño y que un día la vieron bajar corriendo "en estampida" junto a sus cabras y perros, por los pedregales aquellos, mientras gritaba pidiendo socorro a sus vecinos de las primeras casas. Al llegar y calmarla un poco, les contó que mientras estaba allá arriba con las cabras, había aparecido una especie de animal grande que ardía en llamas y que volaba por lo alto del barranco, saltando de un lado a otro del cauce, era grande como un "cochino todo de fuego" y que al verlo, ella (y sus animales) salieron corriendo en estampida hacia las casitas más cercanas para pedir auxilio a sus vecinos de la charca.
Otras vecinas contaron que cuando ellas eran jovencitas, recuerdan que al pasar por el llamado “Lomo de las viñas” algunas veces vieron como junto a unos zarzales, “bailaban” unas figuras pequeñas tipo duendecillos de fuego, que cogidos de las manos hacían corro alrededor de dicho punto. Y que en una ocasión, una de ellas, fue seguida hasta la puerta de su casa por uno de estos “duendes de fuego”, con el consiguiente pánico en la entonces casi niña.
Una pequeña zona de la isla, pero llena de historias de misterio. Como otras tantas que podemos encontrar en los rincones más desconocidos de nuestra mágica isla de Tenerife

Saludos cordiales a las Amigas y Amigos del grupo: G.I.P.M.O.

POR:JUANJO SEDEÑO
CONDUCTOR DEL PROGRAMA DE RADIO:LA PUERTA ESTELAR
DESDE TENERIFE POR CANDELARIARADIO
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