HISTORIAS DEL GRUPO G.I.P.M.O Duende de Zaragoza
¡LE LLAMARON, EL DUENDE DE ZARAGOZA!
…era una noche muy fría, 19 de Noviembre de 1934 en Zaragoza. Una noche típica de esa linda ciudad en otoño y en el centro de la capital, se escuchaba un ruido o unos lamentos y sonidos muy extraños en una acomodada casa de la calle Gascón de Gotor número 2.
Allí se presentó la Policía Armada, jueces, comisarios, etc.
Todo venía del fogón, desde el conducto de aquella chimenea. Aquello se regó como la pólvora por toda Zaragoza. Voces misteriosas, silbidos, lamentos. El gobernador civil se dirigió al pueblo pidiendo calma ya que los ciudadanos llegaron a preocuparse mucho de los enigmáticos ruidos y sonidos que allí se registraban. Nadie podía dar crédito a lo que sucedía y nadie sabía dar respuesta ni solución al caso.
Duende, decían llamarlo, un expediente de lo más misterioso y sin resolver aun.
Desde Madrid se envió un telegrama al The Times, un periódico de máxima importancia en el mundo:
-Un irónico duende que habla por la campana de una chimenea, tiene sobresaltados estos días a los habitantes de Zaragoza, los cuales se afanan en dar con la pista de la misteriosa voz. Un arquitecto y varios obraros han sido requeridos para trabajar sobre el terreno: Han removido todo el piso, e incluso han levantado el tejado, pero los trabajos han sido totalmente infructuosos. La policía trabaja activamente. No se ha podido impedir que de los grupos estacionados frente a la casa se destacasen varias personas y se lanzaran al techo presas de gran alteración nerviosa, para buscar al duende. La policía se ha visto obligada a desalojar varias veces la puerta de la casa-.
Los periódicos españoles no paraban de sacar números a la calle, por la mañana y por la tarde.
Aquel año de 1934 iba a ser para los españoles el primer gran caso de casa encantada y con gran misterio y pavor, “El Duende de Zaragoza” estuvo semanas dando la lata a todos los presentes que se acercaban por el interior de la casa.
Los arquitectos y la policía hacían guardia día y noche y hasta técnicos de la telefónica y telégrafo hacían trabajos de aislar el lugar. Toda la manzana estaba aislada y sin embargo nadie lograba dar con El Duende, ni lo mas mínimo.
Pero, el 20 de Noviembre de ese año 1034, sucedió algo, Pascuala Alcocer una niña de dieciséis años estando en la cocina y al remover las brasas que estaban en el interior de la hornilla, escuchó:
-¡Que me haces daño!
Una voz muy clarita y cercana para después reírse como un niño. Fue a llamar a Isabel, vecina del segundo y las dos escucharon otra vez al duende:
-¡Luz, que no veo!
Ambas gritaron despertando a la gente de los otros pisos quienes llegaron enseguida a la cocina y el señor Grijalbo también. Este volvió a abrir el hornillo y escucharon:
-¡Maríiiiia! ¡Maríiiia!
Todos los allí presentes en aquella fría cocina lo escucharon y acto seguido volvieron a escuchar una y otra vez:
-¡Trudis! ¡Antonioooo!
Nadie daba crédito a lo que oían pero, mas tarde, ya llegada la calma, la niña comenzó a cerrar todo para retirarse. Se dio la vuelta para marcharse y se escuchó: -¡Adiós!
Una voz burlesca en la oscuridad continuaba allí. El Duende habló muchas veces, entre ellas decía muchas cosas, con la policía presente y sin la niña:
-¿Para qué tanta policía? -¡Cuanta policía, que cobardía!
-¡Aquí estoy ya, cobardes…cobardes!
Nunca se supo quién hablaba, quién era el Duende de Zaragoza pero si se supo que hubo una espiritista de un pueblo de la provincia para una sesión de espiritismo. Fue el 25 de Noviembre del 1934, Asunción Jiménez se llamaba, seguramente fue una reunión clandestina.
Sobre la once de la noche y cuando la señora dijo haber contactado con el “bromista de otro mundo” tuvo un colapso que la dejó muerta al instante. Todo aquel misterio quedó ahí.
Hoy en día en esa calle de Gascón de Gotor número dos hay hoy un edificio que se llama: “EDIFICIO DUENDE”.
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| Articulo por Juan Sedeño |
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